El vaso se dirigió
primero hacia la letra R. Luego marcó la O, la S y, finalmente, la A. Con el
nombre de Rosa se identificaba, en una sesión de ouija, una mujer fallecida
que, a principios de enero de 1994,
acaparaba las portadas de todos los periódicos gallegos. Su cadáver fue hallado,
con claros signos de violencia y rodeado de velas, en una zona poco frecuentada
del monte Avenceñas, en el municipio pontevedrés de A Estrada. Por el interés
social que despertaba -y porque la Guardia Civil no conseguía identificar a la
víctima- una experta en esoterismo, la pontevedresa Mercedes López Martínez, acompañada
por otras tres personas, decidió realizar una sesión de contacto con el fin de
invocar a la joven asesinada. Y el nombre de la víctima no fue la única
información que aportó el tablero.
Crimen
“satánico”
“Sangriento ritual
satánico” fue uno de los titulares que emplearon los rotativos gallegos para
referirse al hallazgo del cadáver de una joven en el inhóspito paraje, ya que
esa fue una de las hipótesis barajadas por la Guardia Civil sobre el móvil del
crimen. Y es que el cuerpo sin vida fue encontrado a primera hora de la tarde
del 6 de enero por unos cazadores que frecuentaban este monte despoblado. El
cadáver tenía dos cirios rojos a ambos lados, de los que se utilizan para
honrar a los difuntos. Estaba boca arriba, tenía las manos cruzadas sobre el
vientre y los pies descalzos. Conservaba su ropa y las joyas, no había signos
de violación ni de robo, lo que alimentaba aun más la sospecha de que se podría
tratar de un crimen ritual.
Sin embargo, la
autopsia, practicada en el Hospital Provincial de la capital pontevedresa,
determinó –entre otras cosas- que la muerte se produjo por tres disparos del
calibre 22, uno en la sien y otros dos en el cuello.
Las huellas dactilares
no permitieron la identificación del cadáver, por lo que la Guardia Civil
difundió fotografías de la joven asesinada, con el fin de que conseguir pistas
sobre su identidad.
Los
detalles del crimen
“Nos pusimos en contacto
con ella con la ouija y nos dijo, además del nombre, que no había sido un
ritual sino que habían puesto las velas para despistar. Aseguró que la habían
matado en otro lugar y que la habían llevado allí con un caballo. También nos
explicó que tenía una hija y que quería ser enterrada en Portugal. A través del
tablero nos dio una serie de números que correspondían al teléfono de un club
de alterne del país vecino”, explicó Mercedes sobre la sesión de contacto que
realizó pocas horas después de que se conociese la noticia del crimen.
Uno de los que
participaron en la sesión de ouija trabajaba en aquel entonces en el periódico
local Diario de Pontevedra y comentó al periodista encargado de elaborar la
información algunos de los datos surgidos del presunto contacto con la joven
asesinada. El reportero consultó con las fuerzas de seguridad los datos
aportados por la sesión de ouija, aunque en aquel entonces la Guardia Civil
carecía de información sobre la identidad de la fallecida y no pudo
confirmarlos.
La sorpresa llegó pocos días
después cuando, después del hallazgo del cuerpo, los agentes detuvieron a dos
personas en Navarra como los supuestos autores del crimen de A Estrada.
Asimismo, tuvieron conocimiento de la identidad de la mujer asesinada. No había
podido ser identificada antes porque se trataba de una ciudadana portuguesa,
natural de Braga, que se llamaba Rosalía Gonçalves da Maria.
“Es mucha coincidencia
que la ouija dijese Rosa y se llamaba Rosalía. Podía ser un diminutivo. Podía
haber dicho cualquier otro nombre, pero acertó”, recuerda el reportero que
elaboró en aquel entonces la información para Diario de Pontevedra. Pero las
similitudes no acababan ahí.
La investigación de la
Guardia Civil determinó que uno de los autores del crimen conocía muy bien la
zona, ya que residía en el vecino municipio de Campo Lameiro y se dedicaba a la
cría de caballos, con el que habría trasladado presuntamente el cuerpo a este
lugar apartado.
El otro detenido, vecino
de la localidad lusa de Valença de Minho (situada en la frontera con Galicia),
habría conocido a la víctima en un prostíbulo de la localidad portuguesa, ya
que Rosalía Gonçalves trabajaba en el club Sasarico, en las inmediaciones de
Valença. lLa numeración telefónica aportada por la ouija coincidía.
Además, la
identificación de la víctima permitió saber que tenía una hija en el país
vecino, hecho que se sospechaba desde que se le practicó la autopsia por una
marca que tenía en el vientre, producto de una cesárea.
Las detenciones
practicadas por las fuerzas de seguridad permitieron esclarecer también otros
detalles del asesinato. Así, los dos arrestados y la víctima formaban una banda
que se dedicaba a asaltar gasolineras y entidades bancarias, que habrían
cometido varios atracos en localidades del norte de la provincia de Pontevedra.
En cuanto al móvil del crimen, los autores confesaron que habrían matado a Rosalía
Gonçalves ante el temor que los delatara, ya que la sorprendieron hablando por
teléfono de forma sospechosa. Así se confirmaba también la información surgida
de la sesión de ouija, en la que el presunto espíritu de la fallecida negaba
que fuese un ritual.
“Tiempo después, nos
comunicamos otra vez con ella. Nos dijo que estaba en paz, un adiós y nos dio
las gracias”, aseguró Mercedes. “Nunca más volví a hacer una ouija, me da mucho
respeto”, añadió.
Puedes escuchar a la protagonista de esta historia en el programa que hicimos en "Protagonistas de lo Insólito":
Puedes ver en este enlace el reportaje que hemos hecho para Televisión de Galicia:
La Voz de Galicia recuerda hoy los detalles "oficiales" de este caso en un reportaje que se puede leer en este enlace: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/deza/2020/01/14/cadaver-dos-candelabros-estrada/0003_202001D14C12991.htm
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